Tan es verdad que los dioses me han escuchado, que sin tener que elevar ninguna rogativa expresa a los cielos no han atendido a mis palabras sino a mis deseos y han hecho realidad algo que por prudencia humana no me hubiera atrevido siquiera a formular en sueños. ¡Oh, dioses, que, ajenos a las prudencias mezquinas de los hombres y a sus racionalismos cortos, han traído a la humilde ciudad un espectáculo en tres sesiones sobre un hombre cuya divinidad en nada palidece ante la suya, os agradezco su bondad!
Como acontece año tras año, este marzo se celebrará el Festival Internacional de México en el Centro Histórico; pero este año acontece diferente y mejorado, pues aquella parte de su programación denominada Radar estará dedicada a don Mauricio Kagel, y tal como si la anterior entrada hubiera sido una invocación no premeditada, una de las obras a presentarse dentro del llamado Ciclo Kagel será el filme Ludwig van. Por si esto fuera poca cosa, una fuerte sospecha (o corazonada, quizá) me lleva a creer que dentro del programa triple del ciclo ese Ludwig van será sólo una cosa más y que la gran cosa será escuchar esa obra sin igual llamada Acustica.
El programa está en vías de publicación; espero que del plato a la boca no se caiga lo sopa y que los dioses, a quienes tan buenos tratos he dado, ¡recuérdenlo, dioses!, no me den la espalda.
Para conocer fechas y sedes de los conciertos: http://festival.org.mx/programa/tipo/e/1
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