Como una señal misteriosa y desvaída colgada en un oscuro umbral, suena brevemente aquel acorde famoso con que empieza Shine on you crazy diamond . Cinco segundos y se interrumpe artificialmente por la súbita vuelta a alguna perilla del sintetizador desde el cual se emite entrecortada cual clave morse. Viene a nuestra memoria la canción épica que sigue a aquel sonido, pero desde esa primera interrupción el recuerdo se pervierte, se convierte en otra cosa. El silencio que sigue a esa primera exposición nos oculta como entre sombras lo que ahora está comenzando. Termina la espera para volver a escuchar aquella señal. Reaparece, pero no idéntica sino más profunda, ya preñada por el germen de una infección por ruido. Así, reticente a mostrarse del todo, pero reafirmando en cada nueva aparición su carácter mutante y deformante, por la ruta mistérica que nos abre la señal, nos adentramos en una nueva épica musical, An Index of Metals (2003), en la que, después de comenzar con insinuaciones, asistimos a la marcha cada vez más y más violenta de una crucificción por ruido.
Si hemos de creer lo que se cuenta, esta obra, último destello del genio romitelliano, fue compuesta en un lapso de cincuenta días a un ritmo febril de trabajo: quince horas por día. No menos febriles son las palabras con que Romitelli presenta su obra: misa de los sentidos, límites de la percepción, trance, rito iniciático, captura, inmersión, asesinato. Precisamente, en más de un sentido, lo que se trata aquí es una inmersión. An Index of Metals es una video-ópera inspirada en el diálogo que Roy Lichtenstein pone en la boca de un atribulado personaje de uno de sus cómics. Una mujer está embargada por el pánico, se está convirtiendo en metal, sabe que inexorablemente quedará inmersa en materia. Su cuerpo humano se desvirtúa, en una metamorfosis moderna se transforma en materia metálica fundente, incandescente. Al saber la suerte que correrá, llama a un amigo para obtener un socorro imposible; la histeria aún humana que la lleva a pedir auxilio deforma paulatinamente sus expresiones y la manera en que acoge esta inmersión segura. Al final glorificará su metamorfosis; disolviéndose por completo se volverá fuerte e inhumana.
De la misma manera, Romitelli traza el transcurso musical desde las formas conocidas (el acorde inicial de Pink Floyd) hasta las formas irreconocibles del final de la obra, en el que una amalgama de ruido, cual magma ferroso, inunda todos los espectros audibles. Romitelli escribió esta obra ya sabiendo que su cuerpo estaba infestado por el cáncer, quizás haciendo de la corrupción el último de sus temas en An Index of Metals hace un retrato de su propia disolución; quizás ya antes la disolución era uno de sus temas. ¿De qué trata Professor Bad Trip, si no de disolución, fragmentación y corrupción? Romitelli nos da la clave de esta obsesión suya en el título de una obra de 1997, Cupio dissolvi (deseo ser disuelto).
De esta pérdida de los límites reconocibles de las formas y las materias se nutre con voracidad todo el Index. Al comienzo, la cita de Pink Floyd, conservando alguna seña de su identidad, se vuelve amorfa y abismal. La chica comienza a contarnos su transformación primero extática, contemplando casi sosegadamente cómo la metamorfosis incide, aún pudiéndose narrar detallada y coherentemente, en sus miembros. Las deformaciones son más y más repentinas, más inefables, y la narración se contorsiona, la música se disloca. La chica reacciona y pide auxilio. El auxilio no llega y la chica asume lo que ha de padecer. De ahí en adelante la historia se convierte en un calvario moderno, una historia de padecimiento y resurgimiento. Al final la chica recobra lucidez y glorifica su padecimiento, sintiéndolo vivamente, ahora que ha sido infectada, corroída, corrompida y crucificada por el ruido. Después de este último rebrote de consciencia no le queda más voz; suena sólo la música, festivamente corrupta, informe, intoxicante. El ruido y la saturación triunfan.
An Index of Metals (extractos)
Introduzione
Drowningirl III
Adagio
Hellucinations 2/3: Risingirl/Earpiercingbells
Finale
Si hemos de creer lo que se cuenta, esta obra, último destello del genio romitelliano, fue compuesta en un lapso de cincuenta días a un ritmo febril de trabajo: quince horas por día. No menos febriles son las palabras con que Romitelli presenta su obra: misa de los sentidos, límites de la percepción, trance, rito iniciático, captura, inmersión, asesinato. Precisamente, en más de un sentido, lo que se trata aquí es una inmersión. An Index of Metals es una video-ópera inspirada en el diálogo que Roy Lichtenstein pone en la boca de un atribulado personaje de uno de sus cómics. Una mujer está embargada por el pánico, se está convirtiendo en metal, sabe que inexorablemente quedará inmersa en materia. Su cuerpo humano se desvirtúa, en una metamorfosis moderna se transforma en materia metálica fundente, incandescente. Al saber la suerte que correrá, llama a un amigo para obtener un socorro imposible; la histeria aún humana que la lleva a pedir auxilio deforma paulatinamente sus expresiones y la manera en que acoge esta inmersión segura. Al final glorificará su metamorfosis; disolviéndose por completo se volverá fuerte e inhumana.
De la misma manera, Romitelli traza el transcurso musical desde las formas conocidas (el acorde inicial de Pink Floyd) hasta las formas irreconocibles del final de la obra, en el que una amalgama de ruido, cual magma ferroso, inunda todos los espectros audibles. Romitelli escribió esta obra ya sabiendo que su cuerpo estaba infestado por el cáncer, quizás haciendo de la corrupción el último de sus temas en An Index of Metals hace un retrato de su propia disolución; quizás ya antes la disolución era uno de sus temas. ¿De qué trata Professor Bad Trip, si no de disolución, fragmentación y corrupción? Romitelli nos da la clave de esta obsesión suya en el título de una obra de 1997, Cupio dissolvi (deseo ser disuelto).
De esta pérdida de los límites reconocibles de las formas y las materias se nutre con voracidad todo el Index. Al comienzo, la cita de Pink Floyd, conservando alguna seña de su identidad, se vuelve amorfa y abismal. La chica comienza a contarnos su transformación primero extática, contemplando casi sosegadamente cómo la metamorfosis incide, aún pudiéndose narrar detallada y coherentemente, en sus miembros. Las deformaciones son más y más repentinas, más inefables, y la narración se contorsiona, la música se disloca. La chica reacciona y pide auxilio. El auxilio no llega y la chica asume lo que ha de padecer. De ahí en adelante la historia se convierte en un calvario moderno, una historia de padecimiento y resurgimiento. Al final la chica recobra lucidez y glorifica su padecimiento, sintiéndolo vivamente, ahora que ha sido infectada, corroída, corrompida y crucificada por el ruido. Después de este último rebrote de consciencia no le queda más voz; suena sólo la música, festivamente corrupta, informe, intoxicante. El ruido y la saturación triunfan.
An Index of Metals (extractos)
Introduzione
Drowningirl III
Adagio
Hellucinations 2/3: Risingirl/Earpiercingbells
Finale
Ictus, George Ellie-Octors, Cypres
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